Barco de verde madera
Barco que cruzas el mediterráneo
Tú, madera verde, dúctil, frágil
Cabalgando sobre mares ásperos
Con mirada arrogante y gesto ágil.
Barco que cortó el agua mansa
Y las tormentas más risibles
Y creyose bergantín,
Barco de poleas oxidadas
Velas tristes e inservibles.
Una sirena te tomó
Te abordó al paso y sin mirarte,
Una sirena te hechizó
Y te arrastró cual perro por los mares.
Era una ninfa triste y te embrujó,
Barco de madera yerta,
Con el fluir su agua tibia te llevó
A dónde lleva los barcos la marea.
Traicionado por tus velas
Tu timonel, tus mástiles
Cegados por unas caderas
Entre sutiles y ágiles
No cortas ya el agua
Varado barco en la arena,
Ves pudrirse la madera,
Vas tornándote estatua.
Si no es por la voz de Atenea
Nada quedaría ya de ti
Más que tablones rotos
Y verde madera
Flotando en un mar febril
Mar embravecido y tordo.
Pero al girarte allí estaba ella
Palpable, audible, empírica,
Vivo reflejo, pura imagen
De una mujer fuerte y científica,
De su íntima y privada diosa griega.
Quizás la vida sea una partida perdida de antemano.
Mas este barco de madera verde,
De espíritu y poleas oxidadas
Pudo sentir por un instante
La etérea caricia indolente,
El invisible manto de plata
De la diosa hondeando en su estandarte
Y fue feliz y fue poesía,
Fue bergantín cargado de cañones
Fue pura y libre, enteramente fantasía
(03/07/12)
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